translated from English b
y Juan Sebastian Hincapie Arana
Pregunta: ¿Qué significa pretender nacer en la Tierra Pura a través
de una bondad falsa, engañosa y envenenada?
Mi respuesta: Pretender nacer en la Tierra Pura a través de
un bondad falsa, engañosa y envenenado, es aspirar a nacer en la
Tierra Pura a través de la transferencia de los propios méritos
personales. Shinran dijo que los méritos personales siempre están
mezclados con el veneno del ego, la ignorancia y los apegos, por lo
que consideró que en realidad no tenemos méritos genuinos. En
relación con esto, debemos recordar la historia del encuentro entre
el Maestro Bodhidharma y el Emperador Wu de Liang.
Se dice que cuando el Maestro Bodhidharma vino a China, el
Emperador Wu lo llamó y le preguntó: “He construido muchos templos
y he ofrecido muchas tierras al camino del Buda; ahora por favor
dígame ¿qué méritos he ganado? La respuesta de Bodhidharma fue
impactante pero cierta: “Ninguno, ni un solo mérito”. ¿Por qué
Bodhidharma dijo eso? Fue porque los méritos que el emperador
describió anteriormente eran méritos mundanos obtenidos con una
mente llena de apegos y carente de la sabiduría de la Realidad
última.
En el budismo hablamos de dos tipos de méritos: los méritos
mundanos y los méritos supramundanos o trascendentales.
Los méritos mundanos son el efecto de toda buena acción
cumplida con el propósito (consciente o inconsciente) de que haya
consecuencias positivas: felicidad en esta vida o en la siguiente,
un mejor renacimiento, etc. Estas buenas obras no escapan a las
formas sutiles o burdas de la codicia o el querer algo para uno
mismo, como el reconocimiento de los demás, las expectativas de que
las personas sean agradecidas o incluso otras recompensas mundanas.
Siempre queremos algo para nosotros mismos o tenemos algún tipo de
expectativa consciente o inconsciente cuando hacemos buenas obras.
Shinran incluso dijo, en una efusión de sinceridad, que por la fama
y ganancias es que disfruta enseñando a otros:
“Soy alguien que no sabe qué es el bien y el
mal
Y no que puede distinguir lofalso y lo
verdadero;
Me falta hasta el más pequeño
amor y compasión,
Y, sin embargo, por fama y
ganancias, disfruto enseñando a otros”.
Lo que Shinran quiso decir aquí es que el mal siempre está
presente en lo más profundo de nosotros y aunque todos parecemos
buenos y virtuosos por fuera, por dentro somos como serpientes y
escorpiones. Incluso cuando hacemos las mejores acciones en
beneficio de los demás, incluso cuando enseñamos, en el fondo nunca
estamos completamente sin ego. No hay maestro de Jodo Shinshu ni
laico sin rastro de ego. Todos estamos haciendo lo mejor que
podemos, por supuesto, pero hasta que nazcamos en la Tierra Pura,
nunca podremos escapar de la maldad interior, por lo que nunca
podremos realizar acciones puras. Uno de los diez beneficios en
esta vida de una persona de fe es “practicar la gran compasión”. En
el nivel en el que nos encontramos ahora como seres no iluminados,
practicar la gran compasión significa que alentamos a otros a decir
el Nembutsu de la fe, ayudándolos así a nacer en la Tierra Pura,
pero incluso mientras hacemos ¡esto NO significa que seamos
desinteresados verdaderamente y que tengamos la Compasión de un
Buda!
El bien supramundano representa una acción realizada sin fin
egoísta o interés personal, es decir, sin ningún rastro de ego,
apuntando naturalmente al bienestar de los demás. Solo esta forma
de bien es la materialización de la Compasión genuina y puede
considerarse la verdadera virtud que conduce a la Iluminación
Suprema. En el Sutra más grande tenemos una descripción de
Shakyamuni de los verdaderos méritos supramundanos o de
trascendentales ganados por el Bodhisattva Dharmakara en Su Camino
hacia convertirse en el Buda Amida:
“Él no albergaba ningún pensamiento de codicia, odio o
crueldad; ni permitió que surgieran ideas de codicia, odio o
crueldad. No estaba apegado a ninguna forma, sonido, olor, gusto,
tacto o idea. Poseedor del poder de perseverar, no evitó sufrir
diversas aflicciones. Teniendo poco deseo por Su propio bien,
conoció el contentamiento. Sin ningún pensamiento impuro, enemistad
o estupidez, moraba continuamente en un tranquilo samadhi. Su
sabiduría era indestructible y Su mente libre de falsedad y engaño.
Con expresiones de ternura en Su rostro y con bondad en Su hablar,
habló a los demás en consonancia con sus pensamientos internos.
Valiente y diligente, de voluntad fuerte e incansable, se dedicó
únicamente a la búsqueda del Dharma puro, beneficiando así a una
multitud de seres. Veneró los Tres Tesoros, respetó a Sus maestros
y mayores, y así adornó Sus prácticas con una gran reserva de
mérito. Al hacerlo, permitió que los seres sintientes participaran
de estos méritos.
Se detuvo en la comprensión de que todos los dharmas están
vacíos, desprovistos de características distintivas, y no deben ser
buscados, y que ni actúan ni surgen; Así se dio cuenta de que todos
los dharmas son como creaciones
mágicas.”[1]
Cuando la palabra “dharma” se usa con “d” minúscula se
refiere a toda existencia y fenómenos en general. Cuando se usa con
"D" como en "Dharma" significa la enseñanza del Buda. Entonces, en
este caso, el pasaje hace referencia al hecho de que el Bodhisattva
Dharmakara llego a la realización de la realidad última y moró
constantemente en ella, lo que le hizo comprender que los dharmas o
fenómenos de la existencia samsárica son “vacíos, desprovistos
de características distintivas, y no deben buscarse y que ni actúan
ni surgen; Así se dio cuenta de que todos los dharmas son como
creaciones mágicas”.
Este aspecto es extremadamente importante, porque muestra que
Dharmakara estaba haciendo todo tipo de buenas acciones en
beneficio de los demás mientras tenía acceso a la Realidad última
más allá del ego y más allá de los fenómenos samsáricos. De hecho,
esa es la forma absoluta de hacer buenas obras, ya que eso
significa que Él realmente no tenía razones egoístas. Cuando la
Compasión de uno está enraizada en la Sabiduría Infinita que
comprende la vacuidad de todos los fenómenos, entonces las acciones
de uno están verdaderamente libres de todo rastro de falso yo,
generando así méritos infinitos supramundanos reales. Esos méritos
infinitos supramundanos los invirtió en Su Nombre cuando se
convirtió en el Buda Amida.
Entre otras prácticas en las que
participó el Bodhisattva Dharmakara, Shakyamuni
mencionó:
”Él evitó todo lenguaje erróneo que
pudiera causar daño a sí mismo, a otros o a ambos; Se comprometió
en un discurso correcto que fuera de beneficio para sí mismo o para
otros o para ambos. Abandonó Su reino y renunció al trono, dejando
atrás la riqueza y los placeres sensuales. Practicando él mismo las
seis paramitas (perfecciones), enseñó a otros a hacer lo mismo.
Durante innumerables kalpas, acumuló méritos y amasó
virtudes.
Dondequiera que Él nació, una
inconmensurable reserva de tesoros apareció espontáneamente como Él
deseaba. Enseñó a innumerables seres sintientes y los guió por el
camino de la más alta y verdadera Iluminación. Renació como un
hombre rico, un devoto laico, un miembro de la casta más alta o de
una familia noble (brahman), un rey ksatriya, un monarca que hace
girar la rueda (cakravartin), un rey de uno de los seis cielos del
mundo del deseo, o incluso superior, como un rey de Brahma. Veneró
y adoró a todos los Budas haciéndoles los cuatro tipos de ofrendas.
El mérito que así adquirió fue indescriptiblemente grande. La
fragancia brotaba de Su boca como si fuera una flor de loto azul, y
cada poro de Su cuerpo emitía el aroma del sándalo, que impregnaba
innumerables mundos. Su apariencia era majestuosa y Sus
características y marcas físicas eran verdaderamente maravillosas.
De sus manos se producían tesoros inagotables, ropa, comida y
bebida, flores e incienso raros y exquisitos, pabellones de seda,
estandartes y otros adornos. En tales manifestaciones, Él no tenía
rival entre todos los seres celestiales y humanos. Así Él obtuvo el
dominio de todos los dharmas
(fenómenos).”[2]
El emperador Wu es representante de
todos los que tenemos la pretensión de que por nuestros actos somos
limpios y puros sin siquiera darnos cuenta de que las verdaderas
virtudes están de hecho muy lejos de nuestras pequeñas acciones
realizadas bajo la influencia del falso yo. Lo que el Emperador
logró eran tan solo meros méritos mundanos: por eso Bodhidharma le
dijo: “ni un solo mérito”. No podemos buscar nacer en la Tierra
Pura a través de un bien tan falso, engañoso y envenenado, sino que
confiamos en la transferencia de méritos de parte del Buda Amida
porque solo Él tiene verdaderos méritos supramundanos y
trascendentales como hemos visto anteriormente.
______________________________________________________
[1] The Three Pure Land Sutras - A Study and Translation from
Chinese by Hisao Inagaki in collaboration with Harold Stewart,
Bukkyo Dendo Kyokai and Numata Center for Buddhist Translation and
Research, Kyoto, 2003, p.22
[2] The Three Pure Land Sutras - A Study and Translation from
Chinese by Hisao Inagaki in collaboration with Harold Stewart,
Bukkyo Dendo Kyokai and Numata Center for Buddhist Translation and
Research, Kyoto, 2003, p.22-23.